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LITERATURA  / POESÍA

EL ALMA EN LOS LABIOS

Autor: Medardo Ángel Silva

"Generación decapitada" siglo XX

Cuando de nuestro amor

la llama apasionada

dentro tu pecho amante

contemples extinguida.

 

Ya que solo por tí

la vida me es amada

el día en que me faltes

me arrancaré la vida.

 

Por qué mi pensamiento,

lleno de este cariño

que en una hora feliz

me hiciera esclavo tuyo

lejos de tus pupilas

es triste como un niño  

que se duerme soñando

con tú acento de arrullo

que se duerme soñando

con tú acento de arrullo .

 

Para envolverte en besos

quisiera ser el viento

y quisiera ser todo

lo que tú mano toca

 

Ser tù sonrisa ser,

hasta tu mismo aliento

para poder estar

más cerca de tú boca.

 

Perdona si no tengo

palabras con que pueda

decirte la inefable

pasión que me devora.

 

Para expresar mi amor

solamente me queda

rasgarme el pecho amada

y en tus manos de seda

dejar mi palpitante

corazón que te adora.

NOCTURNA

Autor: Ernesto Noboa Y Camaño

"Generación decapitada" siglo XX

El jardín está inmóvil bajo el beso de plata
de la luna que riela sobre las mustias flores
que escuchan vagos ecos de una tenue sonata
que solloza el recuerdo de unos tristes amores.

 

No se rizan las aguas de la verde laguna,
no se mueven las hojas del mezquino frondaje;
mis ojos están ciegos de claridad de luna
y mi alma es un pedazo de alma del paisaje.

 

Las áureas notas ciegas de la sonata triste
producen en mi alma esa divagación
que precede al olvido de todo cuanto existe
para escuchar la eterna verdad del corazón.

 

Y el corazón me dice: "Escucha la elegía
de mi otoño que llora la ausente primavera;
murieron los rosales que en mi jardín había,
y sobre mis escombros solloza una quimera".

 

Y siento la nostalgia de lo que fue. El recuerdo
de pretéritas dichas lejanas y brumosas
y las angustias de hoy en que solo me pierdo
por esto la senda que hollan cadáveres de rosas.

 

Una cabeza rubia cerca de mí; una mano
delicada y nerviosa temblando entre las mías;
un ramo abandonado sobre el negro piano
guardador de inefables secretas armonías.

 

El tenue claro-oscuro del salón... Las ternezas
de la postrera noche de risas y cantares;
después... adioses, besos, suspiros y promesas,
un barco amarillento perdiéndose en los mares...

 

Hoy mancho con la sombra de mi melancolía
este blanco sendero que perfumó tu huella:
¡cuán lejos de tu vida va pasando la mía
con la desesperanza de no encontrarte en ella!

 

Por estas mismas sendas nuestras sombras macabras
tal vez mañana crucen noctívagas y errantes;
y entonces sólo el viento oirá nuestras palabras,
como en aquel Coloquio de las Fiestas Galantes.

 

El jardín viejo y mustio bajo el beso de plata
de la luna que riela como manto de olvido,
escuchando las notas de esta triste sonata,
por soñar con tu sombra, se ha quedado dormido...

PARA MI TU RECUERDO

Autor: Arturo Borja

"Generación decapitada" siglo XX

Para mi tu recuerdo es hoy como la sombra

del fantasma a quien dimos el nombre de adorada…

yo fui bueno contigo. Tu desdén no me asombra,

pues no me debes nada, ni te reprocho nada.

 

Yo fui bueno contigo como una flor. Un día

del jardín en que solo soñaba me arrancaste;

te dí todo el perfume de mi melancolía,

y como quien no hiciera algún mal me dejaste…

 

No te reprocho nada, o a lo más mi tristeza,

esta tristeza enorme que me quita la vida,

que me asemeja a un pobre moribundo que reza

a la Virgen pidiéndole que le cure la herida.

TU CABELLERA

Autor: Humberto Fierro

"Generación decapitada" siglo XX

Tu cabellera tiene más años que mi pena,
¡Pero sus o­ndas negras aún no han hecho espuma…!
Y tu mirada es buena para quitar la bruma
Y tu palabra es música que al corazón serena.

 

Tu mano fina y larga de Belkis, me enajena
Como un libro de versos de una elegancia suma;
La magia de tu nombre como una flor perfuma
Y tu brazo es un brazo de lira o de sirena.

 

Tienes una apacible blancura de camelia,
Ese color tan tuyo que me recuerda a Ofelia
La princesa romántica en el poema inglés;

 

¡Y un corazón de oro… de la melancolía!
La mano del bohemio permite, amiga mía,
Que arroje algunas flores humildes a tus pies.

Tu cabellera tiene más años que mi pena,
¡Pero sus o­ndas negras aún no han hecho espuma…!
Y tu mirada es buena para quitar la bruma
Y tu palabra es música que al corazón serena.

 

Tu mano fina y larga de Belkis, me enajena
Como un libro de versos de una elegancia suma;
La magia de tu nombre como una flor perfuma
Y tu brazo es un brazo de lira o de sirena.

 

Tienes una apacible blancura de camelia,
Ese color tan tuyo que me recuerda a Ofelia
La princesa romántica en el poema inglés;

 

¡Y un corazón de oro… de la melancolía!
La mano del bohemio permite, amiga mía,
Que arroje algunas flores humildes a tus pies.

Por Victor Hugo Maldonado

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